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Disfasia evolutiva en niños

La disfasia evolutiva es un trastorno específico del lenguaje que afecta tanto a la expresión como a la comprensión. Se da en niños de inteligencia normal, que no han adquirido aún el

lenguaje y que no presentan ningún tipo de alteración sensorial, neurológica, emocional ni deprivación ambiental. El término disfasia evolutiva se impuso a otros originados por las variadas manifestaciones clínicas del trastorno, como alalia congénita o idiopática, retraso idiopático del lenguaje, afasia congénita o evolutiva, sordera verbal congénita, impercepción auditiva congénita, retraso evolutivo del lenguaje, etc. Sin embargo, en la actualidad se utiliza con mucha frecuencia la denominación Trastorno Específico del Lenguaje (TEL) para referirse a los niños con disfasia evolutiva (Aguado, 1999; Mendoza, 2001). Otro término similar, aunque menos utilizado es Trastorno Específico del Desarrollo del Lenguaje1 (TEDL). Los niños con TEL se caracterizan por tener una severa y específica discapacidad para el lenguaje, variando mucho de caso a caso las manifestaciones clínicas. Cuando decimos que la discapacidad de lenguaje es específica estamos indicando que tal discapacidad del niño no depende de otros cuadros clínicos como la sordera, el retraso mental, el autismo infantil, la parálisis cerebral, las alteraciones emocionales o la deprivación ambiental. Resulta útil en este sentido distinguir entre trastornos primarios y secundarios del desarrollo del lenguaje. Cuando el fallo es específico sin ser un síntoma de otros cuadros clínicos o de otras condiciones estamos ante la disfasia evolutiva o TEL como trastorno primario. Así pues, llamamos disfásicos evolutivos o niños con TEL a aquellos niños de inteligencia normal que no poseen un normal desarrollo del lenguaje, sin que tal fallo pueda explicarse por factores ambientales, sensoriales, motores o emocionales. Los niños diagnosticados de TEL son niños «impedidos», o discapacitados; esto es, minusválidos. Cuando se demuestra clínica y legalmente que padecen TEL obtienen de la Administración española una minusvalía del 33%. Por otra parte, las difi cultades en el desarrollo del lenguaje constituyen un problema bastante corriente, con porcent aj es que van del 3% al 8% de los niños de preescolar, según las muestras observadas. El 60% de estos niños se halla, a los 9 años, en clases para niños con problemas de aprendiz aj e (Ludlow, 1980). Aunque también se dan otros prob lem as en estos niños, el que resulta más relevante para impedir un progreso académico normal es la discapacidad en el desarrollo del lenguaje. Para Ingram (1982), entre el 30 y el 40% de los niños internados en centros especializados son niños con disfasia evolutiva, y «en una elevada proporción de ellos hay antecedentes de otros familiares con un retraso al aprender a hablar y con dificultad a la hora de aprender a leer y deletrear» (p. 521). También nos recuerda Ingram que en estas familias es más frecuente la existencia de zurdos y ambidextros que en el resto de la población, por lo que el retraso específico en el desarrollo del lenguaje puede deberse a factores genéticos; la mayor proporción de niños entre los disfásicos evolutivos en comparación con las niñas sugiere una explicación genética, a diferencia de la incidencia de disfasia adquirida en la que se igualan ambos sexos: los disfásicos evolutivos muestran proporciones que oscilan entre 2:1 y 5:1 a favor de los varones.

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